Inicio > Agresividad y coraje: el arte de los triunfadores

Por José Litvak

El enfrentamiento deportivo es la expresión de una batalla simbólica y el fruto de una sublimación de la guerra.

Freud explica que la sublimación es uno de los destinos posibles de la pulsión: un proceso psíquico mediante el cual áreas de la actividad humana que, aparentemente, no guardan relación con la sexualidad, se transforman en depositarias de energía libidinal (especialmente si Liv Boeree está en la mesa).

El proceso consiste en un desvío de esa pulsión sexual y vital hacia un nuevo fin.

Viktor Blom, agresivo como pocos.

La sublimación es un progreso cultural, ya que brinda la posibilidad de encauzar los impulsos o instintos agresivos hacia otras metas y logra que pierdan su carga destructiva y violenta. De tal forma, permiten el surgimiento de la creatividad, la destreza y la máxima eficiencia en el juego, sin necesidad de matar o exterminar al oponente (alcanza con apropiarnos de su stack).

Muchos deportistas talentosos no han podido alcanzar logros proporcionales a sus capacidades. El análisis cuidadoso de su actitud psíquica ha demostrado que el problema no estaba fuera de ellos sino adentro.

Los fragmentos de agresividad no sublimada no son sólo armas que dejan de utilizarse contra los rivales, sino que se vuelven en contra a modo de auto boicot en momentos decisivos.

A estos procesos se los llama “rival interior”, y se presentan con rasgos diferentes en cada persona. En el deporte y en todos los ámbitos y con diferentes resultados, muchos batallan toda una vida contra ellos mismos.

Otras manifestaciones del rival Interior son las búsquedas inconscientes de fracaso, la predisposición al accidente y las afecciones psicosomáticas. Con la más mínima manifestación de alguna de estas tendencias alcanza para malograr éxitos.

Es muy difícil describir la mentalidad ganadora en el deporte, porque la superioridad mental del triunfador es un arte, y el arte es imposible de explicar.

Podemos describir técnicas, modos o procedimientos, pero el logro es algo que trasciende a las herramientas.

El poker un deporte individual y durante la competencia no hay análisis grupales, comunicaciones durante el juego, reemplazos, apoyo o charlas de las que surjan ideas o nos hagan ver lo que no podemos individualmente.

Todos los diálogos son internos, son pensamientos o fenómenos que no compartimos y perdemos valiosas pistas sobre nuestro funcionamiento psíquico. Vemos las consecuencias, mientras que las causas permanecen ocultas.

A nadie se le escapa que el ser humano es complejo y en muchos sentidos incomprensible (especialmente algunos hombres. Pensaron que iba a incluir a las mujeres, ¿no?). Pero se pueden dar pasos para aclarar algunos puntos clave en temas como agresividad, fluidez de juego o regularidad.

Por ejemplo, en esta guerra, pese a que la vida no está en peligro, algunas emociones son similares, particularmente en una final con máxima presión (y para algunos perder sus fichas es peor que perder la vida).

Es innegable que la mentalidad, la garra, la personalidad o el nerviosismo juegan un papel decisivo a la hora del éxito o el fracaso.

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