Por José Litvak

COMO AFRONTAR LOS BAD BEATS

Los bad beats son esas situaciones en las que nuestra mano pierde contra todo pronóstico. La causa suele ser una jugada «absurda»del rival y/o una combinación de muy mala suerte.

Por ejemplo, tenemos A A y otro pone todo su dinero con Q 10. Pagamos: las cartas comunitarias traen 10 7 J y nuestro par gana tranquilo. El turn es un A y formamos un set para tenerlo dominado, pero el river es un K que le da escalera runner-runner a nuestro rival, y nosotros sufriremos la desazón.

¿Cuántos de estos ejemplos podrá contar el lector? ¿Cuántos hemos escuchado? ¿Existen muchos otros temas de comentario entre los aficionados que sus bad beats? En estos casos desdichados, hay que hacer un esfuerzo, a veces sobrehumano, para no perder la calma; debemos levantarnos, caminar, respirar hondo, contra hasta diez, hasta cien o hasta mil, volver a concentrarnos y retomar el juego según la misma estrategia que desarrollábamos hasta esa «desgracia».

Si no podemos lograrlo y no estamos en un torneo, hay que irse: mañana será otro día.

EL TILT

Muchas veces algo falla, los nervios nos juegan una mala pasada, y nos descontrolamos. A este estado se lo llama “entrar en tilt». A partir de un momento álgido como éste, nuestras decisiones dejan de ser racionales para desbarrancarse por los abismos de la inestabilidad emocional.

El tilt es una de las dificultades más complejas de enfrentar, nos hace jugar peor, tenemos errores increíbles, «errores de principantes». Ya no importan las cartas, la posición ni, prácticamente, nada. Jugaremos de modos muy distintos de los que veníamos haciendo. Si el estado persiste o se repite frecuentemente, estamos ante a un problema difícil que, de no revertirse, nos llevará a perder mucho dinero.

Una de las claves racionales para afrontarlo es tener conciencia de que aparece frecuentemente y, sobre todo, no tomarlo como algo que nos pasa únicamente a nosotros. Lo ideal sería dejar de jugar y, en la medida de lo posible, hacer ejercicios de aflojamiento, distender los músculos, tomar agua, movernos, caminar. Hacer cualquier cosa que nos saque de la situación en la que estábamos, no sólo del juego, sino también de la “trampa» emocional en la que hemos caído.

Una opción efectiva es el yoga: algunas «asanas» son particularmente relajantes. Otra es la meditación. El efecto de esta «terapia» está garantizado, especialmente si es guiada y practicada con profesionales de alto nivel.

Phil Ivey dice: “Acepta que tendrás rachas de pérdidas, así como rachas ganadoras. Si te sientes muy frustrado, es hora de dejar de jugar. Deben reconocer cuándo ha llegado el momento de abandonar. Es uno de los aspectos más importantes para convertirse en un jugador con éxito en el mundo del poker».

INTUICIÓN, SABIDURÍA DEL INCONSCIENTE VS PÁLPITOS

La virtud de tomar decisiones racionalmente tiene una contrapartida: la intuición que,como veremos, no es tan antagónica como parece.

Apelar a la intuición no es sinónimo de tomar decisiones aleatorias o caprichosas, sino por un impulso o conocimiento que, si bien no es fundado, tiene un sustento comprensible. Según los psicólogos Burke y Miller «la intuición sería la solución de problemas realizada de modo inconsciente y basada en el conocimiento acumulado por la experiencia cotidiana, la actividad profesional específica y en la formación académica».

Como en otros órdenes de la vida, en determinados momentos, muchos sienten “una voz interior» que les indica qué hacer y, lo más interesante es que, generalmente, ¡es acertada! Daniel Negreanu dice que esa voz es «un mecanismo interno basado en cientos de miles de manos jugadas que lo ayudan a uno a decidir qué debe hacer».

La intuición es el conocimiento directo e inmediato que obtenemos de algo sin intervención de la deducción o del razonamiento. Es un GPS interno que nos orienta. Lo importante no es escucharle decir: «recalculando».

Otras percepciones sustancialmente diferentes son los presentimientos, los presagios o los «pálpitos». Estos impulsos no provienen de algo explicable. Son meras sensaciones de que ocurrirá un hecho, ligadas a lo sensitivo o a lo extrasensorial. Son sólo eso, emociones. Seguir los presentimientos o decidir en función de simples «pálpitos»nos llevará, decididamente, a la ruina.

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