Inicio > Estrategia: aplicación práctica de la c-bet

Habíamos dejado pendiente en este apartado de iniciación al poker el primer análisis de la aplicación práctica de la apuesta de continuación, también conocida como c-bet.

Si has entendido correctamente el concepto teórico de este movimeinto y gracias a los temas que has venido estudiando con nosotros hasta el momento, deberías tener una idea aproximada tanto del tamaño de la apuesta como de su frecuencia.

La apuesta de continuación toma gran parte de su fuerza de la iniciativa que hemos ganado al subir preflop. Por tanto, es un momento muy adecuado para un farol, especialmente cuando el flop acompaña.

Para ser fiel a los conceptos básicos del juego preflop, cualquier flop que favorezca a nuestro rango percibido debería ser adecuado para realizar una apuesta. Esa es la regla de oro de la apuesta de continuación.

También deberíamos incluir parte de nuestro rango por valor para equilibrar nuestro rango de c-bet.

Por tanto, la frecuencia de nuestra apuesta de continuación debería ser alta, en función de nuestro rango de apertura. Cuanto más cerrado sea nuestro rango, por ejemplo por subir desde primeras posiciones, más fuerza tendrá nuestra apuesta, pues el rival tendrá un mayor temor a que cualquier combinación de cartas que le haya proporcionado el flop pueda superar a nuestras cartas de inicio.

Como nos enseñó la fórmula del PME, el porcentaje de éxito, una frecuencia alta de apuesta exige un tamaño reducido, pues el farol es más arriesgado. Por eso los tamaños que utilizan hoy en día los jugadores profesionales varían entre un tercio de bote y medio bote, siempre en función del formato al que estemos jugando y el resto de variables presentes en la mesa.

Para conocer qué entendemos como flop favorable para una c-bet tenemos que aprender primero a leer la textura de un flop.

El flop contiene tres de las cinco cartas comunitarias. Es la mayor cantidad de información que vamos a recibir en la mano antes de una decisión, al mismo nivel o superior que los descartes y apuestas que se producen preflop.

La jerga clásica, proveniente del inglés, distingue entre flops secos -dry- y cargados -wet-.

Un flop seco es un flop en que las posibilidades de escalera o color, las típicas combinaciones de cinco cartas que necesitan obligatoriamente ligar tres comunitarias, como mínimo.

Así, el ejemplo más típico de un flop seco sería A94, por poner uno, mientras que un 9TJ de picas sería el flop más cargado que nos podríamos encontrar.

El autor Ed Miller, que revolucionó la teoría del poker en la pasada década, prefiere distinguir entre flops dinámicos y flop estáticos. Un flop estático es una combinación de cartas que es muy probable que contenga ya la mano ganadora, mientras que tras un flop dinámico el turn y el river pueden crear mejores combinaciones.

En muchos aspectos son términos que concuerdan bastante. El flop seco del que hablamos antes, A94, es un flop muy estático, pues una probable pareja de ases tiene muchos números para ser la

mejor mano en el showdown. Sin embargo, cualquier pica o cualquier broadway que salga tras nuestro ejemplo de flop húmedo creará un color o una escalera que ganará la mano.

La mayor diferencia que existe entre las dos maneras de evaluar los flops es que un concepto clásico de flop seco como pueden ser 822 o 964, en la clasificación de Miller tiene cierto dinamismo, pues hay muchas cartas que pueden modificar el showdown en turn o en river.

La teoría de Ed Miller explica la fuerza de las overcards y de los backdoors -probabilidades de combinaciones de cinco cartas que necesitan ayuda tanto del turn como del river para completarse.

Es decir, en un flop 10 7 2, una mano como A K tiene una equity nada despreciable, pues cualquier corazón, cualquier as y cualquier rey serían estupendos turns para esta mano. Y eso sin siquiera tener en cuenta el obvio valor de la carta alta as, que en no pocas ocasiones ganará al showdown.

Por tanto, cualquier flop estático es bueno para la c-bet, y enfrentados a una oposición débil, los deberíamos apostar siempre. Igual que en cualquier flop con dinámica reducida, como los mostrados en el párrafo anterior, pero sabiendo que el riesgo de un call es bastante superior. El tamaño, siempre pequeño, alrededor de un tercio.

En flops dinámicos, hay que apostar más por valor y más cantidad, al menos medio bote, pues queremos que los proyectos que nos paguen lo hagan fuera de odds y que el bote se agrande cuando vamos por delante de una mano especulativa.

Esta es la base teórica que explica el juego más adecuado para la c-bet, pero, como siempre, hay muchas más cosas a tener en cuenta. Eso será en una próxima publicación, pero con los avances que hemos venido haciendo ¿puedes imaginar qué factores vamos a estudiar en el próximo capítulo? A ver cuántos aciertas…

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