Inicio > Las «douts» o salidas efectivas

Por José Litvak

Porque una out no debe considerarse tal si nos favorece pero, al mismo tiempo, podría otorgarle al rival un juego superior al nuestro. Tampoco tenemos una out si nuestro oponente ya tiene un mejor juego que el que estamos tratando de mejorar (mala lectura). Hay oportunidades en las que una misma carta puede servirle a ambos contendientes. A uno le permitiría formar una escalera y al otro, por ejemplo, un color.

Un error común es asumir, sin más, que ganaremos cuando una carta en particular mejore nuestra mano. Y no siempre es así. Una out, en esas condiciones, no es tal, y no hay que contarla. Estas son conocidas como douts. Una dout es un valor que representa a una carta que mejora nuestro juego y que luego es descontada, en base a la probabilidad de que no lo convierta en el mayor.

La out descontada, o dout, tiene un rango de entre 1. Vale 1 la que mejora el nuestro juego pero no logra el mejor, y hay que restarla. Es lo que se denomina un drawing dead (proyecto muerto). Una dout que tiene un valor de 0 no tiene descuento; es una out verdadera, nos daría efectivamente las nuts (juego mayor).

Si estimamos en un 50% las probabilidades de que la carta a conocer logrará el objetivo, descontaríamos 0,5 y si pensamos que ayuda en un 25%, dicha out vale solo 0,25 y así sucesivamente. Veamos cómo funciona esto en el ejemplo.

Nuestra mano es K J y las cartas comunitarias A 6 2 8. Sin considerar las outs que pudieran beneficiar también a nuestro rival, las chances de ligar un color supuestamente ganador son del 18%. Ahora bien, algunas de las outs computadas podrían ser falsas, o sea, douts.

Nuestras outs son 9: todos los corazones restantes. ¿Alguno de ellos podía ayudar al rival? La Q no le podría dar ningún juego ganador frente al color que concretaríamos. 3 4 5 7 9 y 10 le permitirían formar escaleras, pero perdería. El 2 y 8 son salidas, de las nueve, con las que podría ganarnos. Son las únicas cartas del palo que pueden repetirse con las del board. Por ejemplo, si él tuviera A 2 o A 8 haría un full, y si fueran 2 2 u 8 8 un poker.

¿Estamos seguros de que, si se abren estas cartas, concretará alguno de estos juegos? No, porque no sabemos con seguridad cuál es su mano real, pero la posibilidad existe. Y ¿qué grado le otorgamos? Según la lectura que hayamos realizado, podríamos suponer, por ejemplo, un 50%.

Si fuera así, a cada una de estas outs, que en realidad son douts, deberíamos descontarlas en su proporción: 2 outs al 50% implican no considerar 1 en nuestra cuenta. Por ende, una determinación más ajustada debería basarse en 8 outs. La probabilidad de lograr un juego presuntamente ganador será, entonces: 8 x 2 = 16%.

Al principio, la tarea puede parecer difícil, pero, en poco tiempo, comprobaremos que “no es para tanto”. La mayoría de los jugadores la realiza sistemática y automáticamente.

Si nos resulta difícil, podemos hacer dos cosas: A) jugar intuitivamente y B) no comentarlo (para no quedar mal, ¿vio?)

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