Inicio > El poker como actividad profesional

Por: José Litvak Flag of Argentina

Se incluyen en esta categoría a todos aquellos que, con mayor o menor conocimiento, experiencia o habilidad, hacen del poker una actividad habitual de la que pretenden obtener los fondos para su sustento. Para estos, el bankroll es “uno y único”, en tanto no poseen otra fuente de ingresos. Si lo pierden (bustean), se acabo el dinero y “el juego”, deberán analizar alternativas de financiamiento o se encontraran en la trágica, patética e insoportable situación de tener que buscar trabajo (algo ciertamente horrible!!!).

Sin embargo, para quienes poseen otros recursos, parece igualmente aconsejable que lo destinado al poker sea un fondo único, aunque adecuado para soportar rachas negativas extendidas (downswings). Si se respetan esas normas, e igualmente se pierde, no hay que reponer el dinero sino dedicarnos a otra cosa: es evidente que el poker no es lo nuestro.

Desde esta óptica, es clave la correcta determinación de la magnitud y, por ende, su relación con los niveles de apuestas en los que se juega. Dave Scharf aconseja, “los jugadores profesionales requieren un bankroll lo suficientemente grande como para cubrir las inevitables rachas perdedoras que se presentarán. Los jugadores amateur deben tener uno separado, cosa que les facilitará la vida”.

Si el bankroll no puede soportar downswings extendidos genera un condicionamiento paralizante que se traduce en miedo a perderlo, una motivación negativa que puede provocar desanimo frente a las consecuencias de un posible busteo y, por ende, afecta irremediablemente el buen juego.

Una alternativa utilizada por algunos profesionales para contrarrestar este riesgo, es la de mantener un bankroll de reserva. Aclaremos, el fondo sigue siendo uno y único, pero quienes adoptan esta medida destinan solo una parte como política de gestión programada.

Una medida habitual es la de reservar un 70%. ¿Por qué ese valor? Se trata de una relación estudiada que se obtiene de articular el tamaño total de la banca, los niveles de apuestas en los que se debe jugar (ya analizaremos estas relaciones) y los efectos de las malas rachas extendidas, en promedio.

“El poker profesional es una carrera de regularidad, no de velocidad”

Otra alternativa podría ser la de proseguir jugando con mecanismos de financiamiento externo, como el backing, la venta de participaciones, el swaping u otros. Sobre estas modalidades de financiamiento, se pueden consultar varios artículos en PensarPoker.com, o leer el libro “El Bankroll”, escrito junto con Marcelo “doc” Tow Flag of Argentina.

Si el objetivo es vivir del poker, hay que determinar el “capital inicial del negocio”, fijar metas de beneficios y, en función de nuestra real habilidad relativa, establecer el nivel de apuestas que jugaremos y que no debe traspasarse.

El poker profesional es una carrera de “regularidad”. Quienes van muy rápido no lograran el objetivo y tienen altas probabilidades de “chocar”. Por eso, la mirada debe ser siempre “a largo plazo”. Cuanto más tiempo juguemos en los límites en los que ganamos, menos riesgos asumiremos y más productiva serán las sesiones. Además, quienes “trabajen al poker” deberían contar con otros fondos adicionales para no depender de los beneficios de esta actividad pues, en caso contrario, la presión les jugará en contra y no siempre los resultados se concretan rápidamente.

Los que saben, (nosotros y otros genios) consideran que el sustento personal de al menos un año debe estar garantizado por recursos “extra poker”. Lo hemos dicho en infinidad de oportunidades, para disfrutar de este deporte y no terminar arruinados económica y psicológicamente, debemos tener claro para qué y por qué jugamos, distinguir y apartar los fondos adecuados del resto del “dinero para vivir”, y esto debe entendérselo en varios sentidos:

1. no disponer más que lo aconsejable
2. si lo perdemos, dejar de jugar el tiempo que sea necesario
3. no depositar las expectativas de comer, viajar o pagar deudas de una potencial ganancia en el Poker (salvo que seamos pros).

Jugar “dentro del bankroll” implica elegir cuidadosamente los limites de apuestas en los cash games y/o de los buy-ins de los torneos o de los sits & go en los que se debe jugar. Muchos, especialmente los jóvenes, tienen dificultades para disponer de un capital inicial, pese a contar con habilidad para el juego. A ellos se les recomienda los métodos de bancaje o sponsoreo, o participar en los torneos freeroll que organizan la mayoría de las salas de poker online y que otorgan premios en dinero. Son métodos efectivos para ir formándolos.

Si somos “regulares”, habrá periodos en los que perderemos a menudo. Las malas y las buenas rachas se atraviesan inexorablemente y a veces son extendidas, por lo que, la falta de un respaldo económico suficiente, puede llevarnos rápidamente a la “bancarrota”.

Todos los jugadores, con independencia de su habilidad, experimentarán esas rachas y la adecuada gestión del bankroll posibilita mitigar sus efectos. La cuestión pasa por la correcta evaluación de los costos y las oportunidades, como ocurre con el manejo de cualquier presupuesto. Por ende, el primer consejo es: no dispongamos nuestro bankroll tal como nuestra esposa maneja los fondos destinados para el shopping.

Si participamos en los niveles adecuados, cuando perdamos, siempre tendremos otra oportunidad de jugar y esta es una habilidad esencial, para quienes juegan microlímites como para high rollers.

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