Inicio > Recurrir al fold según las etapas de los torneos

Hay muchas situaciones en los torneos en las que abandonaremos manos premium.

Planteemos algo que ocurre seguido: después de un rato largo de no ligar una mano “decente”, estando en la ciega grande o pequeña, recibimos un hermoso A-Ks pero, de repente, dos rivales antes de nuestro turno han ido all in y, a nosotros, que estamos deep (gran caudal) en fichas, la defensa de nuestra ciega nos puede comprometer.

¿Tirar ases? Sí.

Este es un escenario perfecto para decidir foldear, ya que no tenemos casi nada invertido en comparación con lo que deberíamos arriesgar y con el agravante de que podemos estar perdiendo o, en el mejor de los casos, ante un coin flip y, aunque sea difícil decidirlo, parece conveniente esperar y encontrar una mejor oportunidad en la que seamos los agresores.

Incluso, a veces, tener muy grandes chances de ganar no justifica, siquiera, asumir el mínimo peligro.

Por ejemplo, en un torneo satélite, en los que todos los ganadores obtienen el mismo premio, sin importar el tamaño de su stack final, el objetivo no es llevarse todas las fichas, sino “permanecer con vida” entre los triunfadores, aunque más no fuera con una sola. Y, aunque tengamos altísimas chances de ganar, muchas veces, es preferible esperar a que los otros se eliminen entre ellos y no exponernos.

Si somos fríos y decidimos según nuestra conveniencia, foldearemos manos inimaginables, hasta Ases.

Lo mismo puede ocurrir en la “burbuja” de un torneo o en la mesa final, habida cuenta de la diferencia sustancial del valor de los premios según la posición del ranking a la que podamos llegar.

Es conocida la historia de uno de los primeros grandes laydowns que se vio en público. Fue en 1999, en un torneo en Las Vegas.

Quedaban 6 jugadores en la mesa final. El chip leader, David Chiu, con 1.3 millones de fichas, recibió KK.

Hubo un raise preflop, y Chiu hizo un reraise. Louis Asmo, reconocido por su juego conservador, se tomó un tiempo y se jugó all in, por más de 600.000 fichas.

El raiseador inicial foldeó, y Chiu mostró sus Reyes y también se retiró, ante el murmullo de la gente. Asmo tenía AA.

La buena lectura y esa acción de protección le permitieron luego a Chiu ganar el torneo.

Cuando le preguntaron por qué había decidido foldear, explicó que había hecho un reraise antes de que la acción le lleguara a Asmo, y éste sabía que respetaba su juego, era un jugador conservador y, sin embargo, estaba dispuesto a comprometer todas sus fichas en una mano, finalizando, quizás, el torneo.

Siendo líder en fichas, sabía que él no se arriesgaría si no tenía una mano monstruo, por lo que, en la mejor hipótesis, estaría empatando.

Como podemos apreciar con estos pocos ejemplos, el fold es una de las acciones más habituales y, a la vez, más beneficiosa, si el objetivo es ganar.

Por eso, nuevamente, “si al poker quieres ganar no te canses de foldear”.

Si entramos en juego más del 20% de las rondas, algo estamos haciendo mal.

 

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