Por José Litvak

En un torneo con recompras, debe predeterminarse la cantidad de dinero a invertir. Desde el principio, hay que fijar cuánto costo asumiremos y jugar estratégicamente en consecuencia.

¿Tiene algún sentido jugar un torneo con recompras si no se prevé hacerlas? Para algunos, la respuesta es: no. Sería mejor hacerlo en un freezout regular.

Jugar un torneo con rebuy con una sola chance implica desperdiciar su red de seguridad y otorgar ventajas, en tanto ello conlleva una mayor resistencia a asumir riesgos.

Por el contrario, para otros es más provechoso, en tanto el pozo total experimentará un incremento diferencial provocado por los rebuys ajenos.

Prever varias recompras rápidas para acumular stack y no preocuparse por empujar con todas las fichas una y otra vez puede dar dominio y potencia, pero tiene como límite el valor esperado de los premios.

En otros términos, no parece lógico invertir lo que se podría recuperar únicamente quedando entre los primeros lugares.

Algunos jugadores hacen una recompra inmediata, apenas las condiciones estipuladas se lo permiten (quizás en la primera ronda).

Consideran que tienen mayor poder disuasivo y que pueden soportar mejor las apuestas de los rivales. Naturalmente, si se enfrentan con alguien con niveles similares, pueden cuadruplicarse o perder todo. Además, ya han invertido el doble que los demás.

Cuando la condición de recompra es tener un stack menor que el inicial, en la última ronda, antes del final de la fase para hacerlo, algunos que poseen pocas fichas más que las que lo habilitan, provocan una pérdida controlada, para crear las condiciones para un nuevo rebuy.

El problema lo tienen si ganan, dado que podría ser poco, perderán la chance de reponer y entrarán en la siguiente etapa no tan fuertes como imaginaban.

Otra pregunta que se formula habitualmente se vincula con la conveniencia de hacer el add on.

Normalmente, hay que hacerlo. La gran mayoría de los participantes lo hará y nos pondría en una clara posición desventajosa.

Sólo podría inducir a renunciar a hacerlo la posesión de un stack tal que las fichas adicionales no denoten grandes diferencias potenciales.

Durante toda la etapa de recompra, el estilo de juego es extremo. Muchos lo hacen tight nit, para evitar reinversiones y empezar a “jugar” a partir de la culminación de

aquella fase. Son extremadamente cautelosos, ponen sus ciegas, que aún no son comprometedoras, y entran sólo con manos premium.

Otros, por el contrario, actúan muy loose. Buscan duplicarse o triplicarse rápidamente y van all in repetidamente antes del flop. Si pierden, hacen una recompra y, nuevamente, van por todo.

Los últimos minutos del período de recompra deben ser jugados muy inteligentemente.

Los hiperagresivos shortstacks van a ir desesperadamente all in en casi todas las manos, buscando la oportunidad de entrar en la etapa posterior, “que es cuando realmente empieza el torneo”, con un gran stack. Los tight también lo harán en alguna oportunidad, más de lo acostumbrado, para jugarse, cuanto menos, “una bala”.

Por eso, esta fase es particular. Debemos elegir nuestro estilo según el objetivo que nos planteemos, pero tengamos en cuenta que las reacciones de los jugadores no van a estar regidas por los parámetros normales, sino por su primera finalidad: la de pasar esta etapa con el mejor stack posible.

Es un momento para leer bien a los rivales. Esperar a los súper agresivos con buenas manos y ganar fichas con cierta facilidad.

Si en la mesa hay gente más conservadora, jugaremos de manera más parecida a la fase inicial, sobre la que hablaremos en un próximo artículo.