Por José Litvak

Estimado lector: ¿a usted le gusta que lo critiquen por hacer algo correcto? A mí, no. En el último torneo que jugué tuve la «desgraciada» oportunidad de eliminar a un amigo, quien se retiró enojado y luego me lo reprochó.

–Eso no me lo puedes hacer a mí, me dijo.

No puedo negar que el comentario me pareció inapropiado, pero lo que más me incomodó fue que varios otros conocidos pensaban de la misma manera y, de alguna forma, me estigmatizaban. Gracias a Dios, tengo muchos afectos en el circuito y gente a la que aprecio. Me pregunto, entonces: ¿qué debo hacer? ¿Perdonarle la vida a todos? ¿O dejar de jugar?

Y este es el motivo por el que hoy me ocupo de este tema: una nociva práctica que, lamentablemente, es muy habitual y, para colmo, consentida por muchos, pero que desnaturaliza totalmente el juego.

Como seguramente muchos habrán advertido, me estoy refiriendo al softplay (juego suave o blando). Cuidado, no confundir con slowplay (juego lento) que es una típica táctica de engaño absolutamente válida.

Jugar suave es una conducta punible y censurable, pese a que muchos la practican creyendo que es correcta o, peor aún, que es ética o propia de «caballeros”.

¿En qué consiste? En no apostar o en no hacerlo en la medida que corresponde, cuando los adversarios son personas allegadas. En términos más simples, ayudar o no perjudicar a un amigo.

Me pregunto, ¿qué diríamos de alguien patea un penal afuera, deliberadamente, porque tiene simpatía por el equipo contrario? ¿O de dos boxeadores que se pegan livianamente porque se aprecian?

En algunos deportes individuales, sin embargo, se practican tácticas de equipo; por ejemplo, en el automovilismo. Es usual que uno de los miembros puede facilitar al otro un triunfo o resignarlo a su favor. Si bien ello está aún en tela de juicio, se trata de miembros de un mismo “team” y no está prohibido por los reglamentos.

El Poker, en cambio, no se practica agrupado y, a diferencia de otros deportes, todos juegan contra todos (y los otros no son los culpables de nuestros infortunios). Perdonarle la vida a un amigo o pariente perjudica al resto, tanto en los torneos como en los cash games, en tanto el tamaño de los stacks tiene influencia en el juego.

Daniel Negreanu dice:

«Quizás seas un tramposo y todavía no lo sepas. Si estás jugando por dinero, y no atacas a un amigo, estás haciéndote trampa a vos, a tu amigo y a todos los jugadores involucrados en la partida. Sé que es una declaración dura, pero es la verdad.

Jugar suave destruye la integridad del juego y está mal.

Sé que muchos no tienen idea de que este comportamiento no es ético. Frecuentemente, se lo hace inocentemente y sin querer dañar a nadie. Quizás un caballero no quiera quitarle los últimos dólares a una señorita. O un jugador no quiere hacerle un Raise
Subir la apuesta.raise a un allegado porque ya viene perdiendo demasiado.

Si te preocupa tu amigo o si estás tratando de levantarte a la chica y no les apuestas, te sugiero que los invites a comer después dela partida. La mesa de póker no es lugar para compasión ni bondad. Estoy siendo exagerado, lo sé, pero tu entiendes a qué me refiero.

Jugar suave afecta la acción para el resto de los jugadores de la mesa o de un MTT. Al hacerlo, estás haciendo trampa. Quizás no fue tu intención, pero ignorar esto no te salvará si te atrapan. Incluso, jugar suave en un torneo puede traer aparejadas penalidades severas, incluyendo la descalificación a ambos».

Y tan es así, que el punto 18 del reglamento unificado y de directivas para directores de torneos establece:

• El poker es un juego individual. Toda acción que un jugador realice para beneficio de un tercero sin buscar beneficio propio será sancionada.

• c) El “Chip dumping” y el “softplay” deberán ser sancionados.

En síntesis, el softplay es, nada más ni nada menos, que una forma de colusión implícita.Respetar la lealtad del juego es la mejor manera de respetarnos todos y, principalmente, el espíritu del deporte.

Estimados, no degrademos la competencia ni admitamos irregularidades, lo leal es jugar siempre de la misma manera, contra cualquier oponente, contra un amigo o contra una pretendida conquista (aunque,para este último caso, quizás, pueda rever lo que pienso).