Inicio > El valor relativo de las manos iniciales

Por: José El Profe Litvak Flag of Argentina

¿Cuán importante es el valor de las manos iniciales? Comenzaremos con dos máximas fundamentales:

1) En el Texas Hold’em se gana más por lo que no se juega que por lo que se juega

2) El valor de las cartas siempre es relativo.

¿Cómo se explica esto? Por varias razones. Aquí van las dos principales.

La primera: la experiencia demuestra que no es conveniente entrar en juego con la mayor cantidad de manos iniciales. He visto a los mejores del mundo en etapa semi-burbuja/burbuja o semi mesa final, raisear más del 80% de las manos en un período de 1 hora, o subir el 50% de las manos en mesas finales si vienen de chiplider o cómodos en fichas, hablando obviamente de cash games, full ring, deep stacks.

Quien juegue con las no aconsejables perderá más que lo que podrá compensar con algún batacazo, y “perder menos, es una forma eficiente de ganar más”.

La segunda: la mayor parte de las rondas no llegan al showdown, sino que se resuelven cuando alguien logra echar al resto de los rivales. Y esto se puede lograr con un juego armado, con buenos proyectos o sin cartas. Lo importante es tener una buena lectura, coraje, y hacer apuestas adecuadas.

Cuando elegimos una mano para entrar en juego, lo hacemos por su potencial para formar un juego ganador (potencia de showdown). Si entramos con una mano sin potencial, o somos fishes o somos muy buenos jugadores, de esos que deciden la estrategia que van a plantear en la ronda y desde el preflop deciden pergeñar un engaño.

Sin embargo, a veces, hay que cambiar sobre la marcha y lo que era una mano de bluff se convierte en una con la que tenemos que sacar todo el valor posible.

Por ejemplo, supongamos el caso extremo: un rival viene open raiseando a menudo y sabemos que tanta agresividad encierra mucho engaño. Como el fuego se apaga con fuego, decidimos pagar (o 3betear) su apuesta inicial con 7 2

Como es nuestro día de suerte, el flop muestra: 7 2 2

Lo que era una mano de bluff, con casi nulas posibilidades de formar juegos ganadores, se convirtió en la mejor. Lo mismo ocurre a la inversa, cuando pagamos con excelentes cartas que pierden potencial con un board totalmente adverso.

Cuántas veces entramos con, por ejemplo, y se abre el mismo flop. En estos casos, no habrá más decisión que foldear o bluffear.

No obstante, como en todas las cosas de esta vida, nada es blanco o negro (salvo el oscuro e irremediable futuro de los fishes que juegan sin haber leído nuestros libros).

Todas las combinaciones de cartas tienen componentes de valor o de engaño, mayor para una cosa y menor para la otra.

Cuanto peor sea la mano, mayores serán las chances de que tengamos que hacer un bluff post-flop y, por ende, hay que elegir bien el momento.

Parece obvio que no lo haremos cuando el open raiser sea un típico calling station. Si conocemos a los rivales y estamos en posición probablemente, podremos entrar con cualquier mano. Pero lo destacable es que aquí no interesa su valor sino los otros factores que impulsan la jugada.

Cuando decidimos jugar «sin cartas», estamos definiendo nuestra frecuencia de bluffs y eso trasunta un estilo de juego que podrá ser meditado o impulsivo. Claro que esto también depende de los estilos y las dinámicas de juego de la mesa.

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