Inicio > Akio Kashiwagi, el japonés que casi quiebra a Trump

En estos tiempos en los que necesitamos estar más que nunca en casa, el Viernes Freak aportará un granito de arena con una interesante y curiosa historia que pudo haber cambiado para siempre el orden de los Estados Unidos Flag of Estados Unidos y quizás del mundo.

Hace poco más de 30 años, un japonés llamado Akio Kashiwagi Flag of Japón puso en jaque la fortuna del ahora presidente de EE.UU., Donald Trump Flag of Estados Unidos. Quizás si esto se hubiese consumado, ni siquiera sería el magnate que conocemos o el presidente del país más poderoso del mundo.

Donald Trump en 1992, mucho antes de ser presidente de los Estados Unidos.

La historia señala a Akio como una de las grandes ballenas de Las Vegas, es decir uno de esos jugadores que jugaban (y perdían) mucho dinero. Es por esto que todos los casinos del sector querían tenerlo en sus salas para poder llevarse una tajada de su gambleo.

En ese contexto, en 1990, Trump viajó a Tokio para promover el combate de boxeo entre Mike Tyson Flag of Estados Unidos y Buster Douglas  Flag of Estados Unidos (uno de los pocos que venció a Iron Mike) y en una de esas reuniones promocionales, el actual POTUS conoció a una figura algo tímida a quien pidió una fotografía que le fue negada: él era Akio.

Por aquél entonces, el negocio de los casinos de Trump no estaba en auge y no andaba muy bien. Donald necesitaba flujo de efectivo y una «ballena» como Kashiwagi podía ayudar. Entonces, cuando Trump supo que era un jugador legendario en Japón, decidió invitarlo al Atlantic City.

Este empresario inmobiliario que logró ganar US$100 millones al año y tener activos por más de US$1.000 millones en los 90, aceptó la invitación y llevó a su chef personal para que le cocinara su plato favorito: el mono marinado.

«Tenga cuidado Don Donald, este hombre ha llevado casi a la ruina a varios casinos», fue la advertencia que le dieron los asesores a Trump, pero el rubio prefirió mirar el otro lado de la moneda, a los 6 millones de dólares que Kashiwagi perdió con el Mirage de Steve Wynn, en Las Vegas.

El invitado se alojó en el Trump Plaza Casino, pero en los primeros días no dio nada de acción. Al tercer día comenzó a jugar.

Acompañado de un guardia, el japonés no tardó en demostrar su talento en el baccarat y Donald empezó a temer por su bienestar económico «Estaba sentado a un costado, mirando a uno de los mejores jugadores del mundo jugando contra mí por 250k la mano, 17 veces por hora», contó Trump años después.

Un periódico de la época hablando del caso.

Akia no tardó en quitarle 4 millones de dólares y después de dos días de juego, la cifra aumentó a 6 y con ello el japones partió victorioso a Tokyo.

Trump fue golpeado, pero no derrotado. La única manera de recuperar el dinero era hacer que el nipón regresara para seguir jugando para que tarde o temprano las probabilidades a favor de la casa se volviesen reales.

Donald logró traerlo de vuelta, no sin antes tener un plan que le recomendó un matemático.  Trump tiene que hacer que Kashiwagi acepte traer US$12 millones y jugar hasta que los haya perdido o haya ganado el doble.

El japones aceptó los términos de Trump y comenzó a jugar. El estadounidense estaba feliz por la posibilidad de recuperar el dinero, pero su rostro cambió cuando supo que Kashiwagi se puso 9 millones arriba. Otros 3 y su negocio se iría a la quiebra.

Donald titubeó con el plan y quiso parar, pero sus asesores le dijeron que no. El juego continuó durante otros cinco días, y la casa comenzó a recuperar terreno. Después de seis días de jugar en el Trump Plaza, Kashiwagi tenía 10 millones menos.

Aquí Donald se dio cuenta que estaba jugando con fuego y decidió detener las acciones. El hecho de haber recuperado las pérdidas y estar por encima de los 4 millones es suficiente para él. Kashiwagi aceptó, aunque más tarde se quejaría públicamente sobre cómo terminó el desafío antes de lo esperado.

La historia actual de Trump ya es conocida, sin embargo la de Akio fue trágica. En febrero de 1992 fue encontrado brutalmente asesinado en su casa cerca del monte Fuji. Su muerte quedó sin resolver y se rumorea que fue víctima de los Yakuza, la mafia japonesa, por deudas de juego.

Irónicamente, tres de los casinos de Donald Trump en Atlantic City quebraron justo el año en que murió el legendario jugador japonés.

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