Inicio > Damián Salas: «Para traer el brazalete ahora tengo que ganar en Las Vegas»

Damián Salas Flag of Argentina está en el aire. No precisamente arriba de un avión –de casualidad–, pero está en el aire. Desde la madrugada del 8 de diciembre, su vida se revolucionó por completo. Allí empezó un trajín que lo llevó de meterse en la mesa final de la WSOP jugando online a viajar Rozvadov, en un rincón de República Checa, para definir el título «campeón mundial del Resto del Mundo», como lo define él.

El asunto es que después de haberse llevado un millón y medio de dólares por consagrarse en la Serie Mundial online para jugadores de todo el planeta excepto Estados Unidos, ahora se va a Las Vegas Flag of Estados Unidos a jugar el llamado Heads-Up Championship, el mano a mano contra el que gane la Serie Mundial online exclusiva para yanquis. Ahí se unificará el título y se erigirá el campeón de campeones.

Pero para eso falta. Ahora Salas, en plena previa de Navidad, todavía está terminando de sacar los pasajes y hoteles para alojarse en Las Vegas, a donde partirá este sábado, llegará casi en la madrugada del lunes, presenciará la mesa final de la WSOP entre los gringos y conocerá, in situ, a su rival del miércoles 30, con el que deberá medirse en busca del tan preciado brazalete y otro millón de dólares.

-¿Cómo estás después de semejante trajín? Venís de vivir días muy intensos: Buenos Aires, avión, dos escalas, Rozvadov, campeón del mundo, avión, dos escalas, Buenos Aires… Y ahora a Las Vegas.
-La verdad que la mente errante va para un lado y el cuerpo va detrás acompañado esto hermoso que está pasando, aunque es un poco «violento» para el cuerpo. Lo cierto es que recién estoy aterrizando, recién pude concretar el pago de los pasajes, sacar las habitaciones y terminar de cumplir con todos los requerimientos de la WSOP.

-¿Te piden muchos trámites y papelerío?
-Como vengo de Europa y en menos de 15 días tengo que entrar a Estados Unidos, la WSOP me tiene que tramitar un certificado de excepción nacional para poder entrar al país.

-¿Te vas con la familia?
-Voy con mi señora y unos amigos. Ir con los chicos en este plan del mundo era un quilombo, la verdad. Además el día anterior al torneo yo tengo que hacer una cuarentena de 24 horas, así que imaginate. Me van a testear tres veces: uno el 28 a la mañana cuando llego, otro el 29 y ahí ya me guardo solo en una habitación hasta el día de la competencia, el 30, que me vuelven a testear.

-¿Tu esposa y amigos te van a poder ver?
-No van a poder estar en el set porque jugamos sin máscaras, de ahí tantos controles, tienen protocolos súper estrictos, pero van a estar en una habitación contigua mirándolo en vivo.

Después de todo eso, sin tiempo de descanso, Salas emprenderá el regreso a la Argentina porque «queremos estar acá con nuestros hijos», dice, pero… ¿Llega para el brindis de Fin de Año? «No, no: volamos el 31, pero tengo como veintipico horas de viaje así que paso Año Nuevo en el avión. Llegamos a eso de las 11 de la mañana del 1° de enero», explica sin que la voz le cambie de tono, tan centrado como siempre.

-Volvamos un rato a Rozvadov… Fue una locura, ¿no?
-La verdad es que fue todo muy raro. Un poco de estrés en la previa pero decí que dentro de todo conseguí un buen viaje y llegué un día antes de que empezara. Pero allá se empezó a precipitar todo: en un principio iban a ser dos o tres días de mesa final, pero cada día surgían nuevas restricciones, y como tenían que cerrar el casino el jueves, lo que iba a empezar el martes a las 18 terminó en un solo día desde el martes a las 12. Igual, por un lado, fue mejor. Rozvadov es un pueblo de 700 habitantes, con cero grados y nada para hacer, así que logré cambiar los pasajes de vuelta y listo.

-¿Cómo fue estar ahí solo en un momento así?
-No había una persona que hablara español, el único que más o menos decía unas palabras era Felipe Mojave, que estaba transmitiendo por stream, así que cuando termine dije ‘wow, soy campeón del mundo, ¿pero ahora con quién me abrazo?’. Y me abracé con mi familia a la distancia, estaba todo el mundo en mi casa, después hicieron un asado, había como 25 personas acá. Fue extraordinario. Sensaciones hermosas, raras, pero me sentí acompañado.

-¿Y en cuanto al juego?
-Como había dicho en la previa, intenté ser coherente con lo que pienso, ejecutar con convicción lo que siento y me entregué a mi pensamiento en un marco de mucha tranquilidad. Y después, claro, que sea lo que tenga que ser. No quería que después me pase tener reproches por imposición del contexto, porque en escenarios así, cuando uno juega cosas importantes, por ahí lo más fácil es intentar no cometer errores. Hay una manera correcta de jugar que nadie va a criticar pero yo no comulgo con esa filosofía: obviamente que uno tiene que tener en claro cuáles son las líneas correctas, pero siento el juego de una manera en la que para lograr grandes cosas hay que ser creativo, y un detalle en el medio puede hacer cambiar dramáticamente un curso de acción. Hay que estar muy atentos para darle lugar a eso, fui con esa mentalidad y pensando en ganar y se dio.

-¿Y ahora cómo es el plan?
-Hoy mi plan de juego es descansar y recuperar energía, no le veo sentido a estudiar nueve rivales. Quiero recuperar mi eje, mi equilibrio, mi cuerpo y mi mente, que estuvo sometida a un trajín interesante y ya tendré tiempo de ver al finalista y en función de eso pensar.

-Me hablás de descansar pero el último domingo, en vez de estar en la pileta y comiendo asado, estuviste jugando y ganando, jaja…
-Jajaja, viste cómo es cuando se te abre al arco, increíble. Fue así: el sábado me junté con mi familia, hicimos un despelote hermoso desde el mediodía hasta la noche, asado, pileta… El domingo me levanté, me tomé unos mates, mis hijos se fueron con unos amigos… Eran las 4 de la tarde, estaba en la pileta, mi mujer me dijo que se iba a dormir una siesta y bueno, me abrí unos torneítos. Jugué siete en todo el día y me pinché ese, que encima fue hermoso porque los últimos 12 eran todos jugadores top regular. A mí me encanta jugar. Me apasiona. Es así. Igual, pensá que un domingo cualquiera juego a siete mesas desde el mediodía y este domingo me abrí tres desde las 4 de la tarde, tranquilo.

«Tranquilo»: ganó 54 mil dólares.

***

Ahora todo será diferente a lo que fue en Rozvadov. El juego cambia, es un mano a mano y no hay nada que perder. El oro o el barro. El escenario en el que todos quisiéramos estar: un heads-up en uno de los mejores lugares del mundo para jugar al poker con un millón de dólares arriba de la mesa…

-¿Cómo imaginás el heads-up?
-Más allá de la construcción de rangos, la clave es la versatilidad para adaptarse a cómo se posicione el adversario. Mi plan es recuperar energías al 100% y estar en estado de conciencia plena para actuar.

-Es a todo o nada, winner take-all por un millón de dólares…
-Sí y lo asumiremos con tranquilidad. La verdad, con total humildad, me preparé mucho para afrontar grandes desafíos en los que hay mucha presión y se jueguen grandes cosas. Cuando en 2017 jugué una instancia de este tipo me demostré que lo que sentía y pensaba era así; he trabajado mucho en independizarme del contexto y concentrarme en el juego, soy tan apasionado por el juego que tampoco es un gran esfuerzo para mí. Y en ese punto no le doy importancia al dinero sino a otras cosas. En Rozvadov fui así y me demostré que todo el trabajo que vengo haciendo y que hago día a día está bien encaminado. Te vas a reír, pero allá la mesa final me encontró 4-beteando en la primera mano con As-Dama al segundo en fichas. Es eso: tengo ese trabajo hecho y estoy en muy buenas condiciones.

-¿Y ahora la ida es hacer lo mismo?
-En un heads-up es diferente porque cuando hay ocho jugadores la presión puede ser el salto de cobros, que son cada vez más dramáticos. Después, cuando quedan cuatro, vos sabés que jugando de manera conservadora podés meter un buen salto y eso te lleva a jugar tight, pero en un mano a mano si dejás que el otro te arrolle, perdés. En esta instancia no hay nada que perder, por eso es difícil compararlo con una situación en una mesa normal. Por eso la clave es la versatilidad y la adaptación.

-Y el objetivo es sali…
-Sí, sí, el objetivo es salir campeón. Ya tengo el título de campeón mundial del Resto del Mundo, pero para traer el brazalete hay que ganar el mano a mano en Las Vegas. Ojalá se dé así.

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