El boom del poker online que se vivió a causa de la pandemia no fue el único fenómeno que sufrió la industria, otros juegos tradicionales de casinos también vieron un considerable aumento en sus números en línea.

El debate histórico que ha habido entre el poker presencial y virtual recae en lo impersonal que significa jugar frente a una computadora sin poder tocar las fichas o recibir las cartas de la mano de un dealer, y es justo aquí donde algunos adelantos tecnológicos le dieron la oportunidad a esa creciente comunidad de jugadores en vivo de poder experimentar un híbrido de sensaciones parecidas a las presenciales.

Los clásicos juegos como la ruleta o Blackjack vieron una oportunidad de negocio. Desde hace algunos años, en los llamados juegos de apuestas en vivo que brindan la oportunidad de sentarse en una mesa con la asistencia de dealer o crupier real a través de un video o una grabación y fue este modelo el que más repunte tuvo durante estos meses de confinamiento producto del COVID-19.

Un reciente informe del sector de juegos de azar, mostró un balance general de 202o, donde empresas como Playtech, NetEnt o BetGames, principales proveedores de este tipo de mesas, tuvieron un incremento de sus acciones en bolsa al mismo tiempo que las salas online demandaban, en mayor cantidad, estos nuevos formatos de interacción con presencia física de dealers que dramatiza la experiencia de un casino en vivo.  

Aunque el poker no se vio impactado de forma directa con esta tecnología, hubo algunas variantes que formaron parte de este fenómeno como el llamado Poker Caribeño, donde conservando la modalidad de Texas Hold’em, los jugadores no se enfrentan entre sí sino contra la casa o casino.   

De esta manera, el factor humano reivindica su papel de importancia en la ecuación. Aunque este fue un año en el que múltiples maneras de entretenimiento virtuales surgieron, las personas buscaron tener algún modo de acercamiento o experiencias que no fueran solo interactuando con una máquina.