Muchos de los lectores de CodigoPoker seguramente se imaginan algún día dejando su trabajo para convertirse en jugador profesional de poker. Y si no lo imaginan, lo habrán hecho. Poder vivir del juego que amamos es algo soñado, pero hay que ponerlo en perspectiva; está idealizado. La realidad muchas veces no se asemeja a «la vida perfecta» que uno supone y la entrevista que Alex Hernando le hizo a Sergio Cabrera durante el PCA 2018 es un fiel reflejo de ello. ¿Qué lleva a un jugador profesional a abandonar de manera terminal la actividad?

La entrevista se publicó en Poker-Red y, aunque es extensa, debería ser de lectura obligatoria. Especialmente para todos ellos que piensan que «estos pibes que juegan online están de joda».

Cabrera llegó a contar que el poker lo tiene al borde del hartazgo. La cantidad de viajes, los downswings, el no poder llevar una vida social «normal» lo han llevado a decidir volverse a Granada, su ciudad natal. Y donde claro está, no puede jugar salvo en el .ES.

Muchos jugadores de poker deciden perseguir el sueño debido a que no quieren tener horarios fijos, ni jefes. Amar su trabajo, cuenta Sergio. Aunque cada día que pasaba se parecía más al oficinista que sale temprano de su casa para viajar una hora, o más, en transporte público para llegar a cumplir su trabajo de 9 a 5 y luego juntarse con amigos a contar lo infeliz que se siente al respecto.

Me siento cansado, agotado. Creo que le he dado al poker todo lo que le podía dar, y el poker me ha dado todo lo que yo merecía que me diera. Por eso creo que nos tenemos que dejar el uno al otro y de hecho, desde que tomé la decisión hace un par de meses, me siento muy feliz y con un humor muy distinto.

¿Quién se puede agotar de jugar al poker? Imposible que entre en la cabeza de aquellos que miran el reloj desde las 3 de la tarde pensando que en dos o tres horas partirán para su casa, llegarán y se conectarán en línea o irán al casino, algún club, o donde sea que haya acción. Pero sucede. O mejor dicho, puede llegar a suceder. En especial si eres profesional y dedicas 12 horas el día a ello. Como cualquier otra actividad, claro.