La paralización de la actividad económica a causa del COVID-19 ha afectado de manera considerable a la industria del juego en todos los países y México no ha escapado a esta realidad con un panorama nada alentador para el sector de los casinos. 

Aunque aún no hay fecha exacta para la reapertura de los casinos en el país, una vez que se dé los establecimientos tendrán que abrir en una primera fase con el 50% de su capacidad y extremas medias de higiene; incluso algunos no verían ésta como una opción viable para el retorno de actividades, por lo cual esperarían una apertura total o en algunos casos no volverían a operar. Así lo informó Miguel Ángel Ochoa (foto de portada), quien es presidente de la Asociación de Permisionarios, Operadores y Proveedores de la Industria del Entretenimiento y Juego de Apuesta en México (Aieja).

«Algunos de ellos nos han manifestado que no regresarán, ya que abrir al 50 por ciento de la capacidad no es atractivo. Entonces algunos casinos se tardarán más en abrir que otros. Estamos conscientes de que no regresarán al 100 por ciento de las salas, evidentemente por dos razones: primeramente porque la misma gente tendrá miedo a salir aun cuando se diga que podemos reanudar actividades, y la otra habrá que adecuar estos espacios, lo que permitirá sólo admitir la mitad del afloro a estas salas», dijo Ochoa a un medio local.

El directivo también enfatizó que la situación de la pandemia fue «un duro golpe que los ha dejado muy lastimados» y que la llamada nueva normalidad que se proyecta puede durar una cantidad de meses inciertos, lo que llevará a que el sector pueda durar hasta dos años en recuperar los niveles de ingresos del 2019. 

Por otra parte, lugares como la Ciudad de México, Quintana Roo y Nuevo León han sido los más afectados por concentrar el mayor número de casinos en el país. Monterrey, capital de este último, alberga cerca de siete mil empleos en el sector de los cuales regresarán entre tres mil y tres mil quinientos, a su vez, cuenta con 17 mil empleos indirectos, 6,500 maquinas instaladas y 34 salas autorizadas.

Los casinos no han sido los únicos que han perdido, pues el estado de Nuevo Léon, mediante impuestos, también ha dejado de obtener recaudaciones por cerca de 200 millones de pesos en dos meses. Según Aieja, la industria representa una derrama económica que asciende a mil millones de pesos por año.